martes, 28 de octubre de 2014

Yo volé para el Führer - Heinz Knoke


El piloto alemán Heinz Knoke (1921-1993) relata de forma autobiográfica sus actuaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Es una obra corta, casi da la impresión de tratarse de un diario de operaciones, y será de interés únicamente a los aficionados al género bélico, concretamente a los que aprecien las batallas aéreas en esta guerra.

Fue escrita en los años 50 y llama la atención que no oculte su apego al régimen nazi en su juventud, incluso justifica las anexiones e invasiones que desembocaron en el conflicto bajo pretextos de escasa o nula rigurosidad histórica. Tal vez fuera un veinteañero más al que la propaganda le había lavado el cerebro, pero, más de diez años después, no lo aclara.

El lector ha de intentar soslayar las consideraciones políticas para quedarse con las acciones de combate. En este sentido la fuente es de indudable valor, pues Knoke aglutinó años de experiencia a los mandos de su Me-109, sobreviviendo a heridas y derribos y viendo recrudecerse el panorama en el aire misión tras misión. Detalla las tácticas que utilizaban para enfrentarse a las cada vez más numerosas formaciones de bombarderos enemigos y otorga cuantiosos detalles técnicos de los diferentes modelos de aviones.

Menciona lo que parecen habituales borracheras y juergas nocturnas, comprometiendo su rendimiento en las misiones del día siguiente. Es llamativo el contraste entre cómo transcurrió la guerra para los pilotos de la Luftwaffe por un lado, y los soldados en el frente por otro. Todo aquel que haya leído "El soldado olvidado" y haya sido testigo de las penurias y enfermedades que sufrieron sabrá a qué me refiero. No se puede negar que los pilotos se jugaban igualmente la vida en cada misión, pero queda claro que eran considerados como una élite, que se regían por un código de honor propio. Esto queda reflejado en la caballerosidad con que se tratan el autor y un adversario que ha sido igualmente derribado.

Vio caer a sus compañeros uno tras otro, y en los compases finales vemos a un Knoke muy tocado, al que poco le importa ya ser un "as". Se ve rodeado de jóvenes pilotos novatos y sin una adecuada instrucción en vuelo de combate, condenados a una muerte segura bajo la aplastante superioridad numérica de los cazas aliados. Es aquí cuando se ve al autor más sentimental, ya no ansía despegar para incrementar su cuenta de derribos como en los primeros años, cuando maldecía las misiones de escolta sobre el Mar del Norte en las que no acaecía ningún encuentro con el enemigo. Ahora solo piensa en que cualquier día él será el siguiente.

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martes, 30 de septiembre de 2014

No abras los ojos - John Verdon


La primera obra de Verdon me encantó, con lo que decidí encomendarme a la siguiente de sus novelas, un nuevo caso de asesinato, otro reto para el distinguido policía retirado de Nueva York, Dave Gourney.

Ambas obras guardan muchos parecidos. Comparten protagonistas: Dave, su esposa y sus excompañeros del Departamento de Investigación Criminal. Reaparecen las discusiones en el seno del matrimonio Gourney por el mismo motivo: la decisión de Dave de aceptar un nuevo caso de asesinato. Esta vez es contratado como detective privado, o eso quiere dar a entender el autor en principio, cuando en realidad acabará trabajando codo con codo con la misma unidad especial de la policía, supervisada por el también conocido fiscal del distrito.

Quizá por el deseo de Verdon de no hacer que No abras las ojos dé la impresión de ser más de lo mismo, o tal vez por el afán de superarse, construye una trama muy enrevesada, que va ganando complejidad según se pasan las páginas y, lo que es peor, dejando hechos sin explicar por el camino.

El estilo se mantiene ágil, pero la novela no resulta tan adictiva como Sé lo que estás pensando. El lector ya no lo tiene fácil a la hora de especular quién es el asesino, ya no posee una visión amplia del caso, no controla todos los detalles. En su ópera prima el asesino era un psicótico que actuaba en solitario; la investigación era meticulosa y sujeta al rigor policial, pero siempre fácil de seguir para el lector, cada avance o descubrimiento resultaba comprensible, nacía como consecuencia de las elucubraciones de la genial mente de Dave Gourney en función de los datos que iba atesorando. Ahora, en cambio, resulta arduo seguir la trama y los descubrimientos de Gourney parecen salidos de la nada. Solo diré que hay más de un “malo”, es todo demasiado rebuscado y artificial, lo cual se traduce en una pérdida de interés para el lector, que deja de implicarse según pasa las páginas.


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miércoles, 27 de agosto de 2014

Sé lo que estás pensando - John Verdon



David Gurney es un investigador de la policía retirado, con un gran historial a sus espaldas resolviendo casos de asesinatos en serie. Cierto día un excompañero de la universidad, a quien no veía desde entonces, se pone en contacto con él para pedirle ayuda: está recibiendo misteriosas cartas, en tono cada vez más amenazador, en las que alguien asegura saber todo sobre él y su pasado, hasta el punto de ser capaz de acertar un número que piense.
Gurney le recomienda que acuda a la policía, pero se niega, teme que no se lo tomen en serio o que se entrometan en su negocio, que molesten a sus huéspedes (regenta un instituto donde gente adinerada busca la felicidad y la paz espiritual escuchando sus sermones). No lo ve claro, cree que oculta algo, pero le pica la curiosidad y, a pesar de las reticencias de su mujer, decide ayudarle. Por motivos que no revelaré Gurney se verá de nuevo trabajando codo con codo con los profesionales, los inspectores e investigadores de los diferentes estamentos de la policía.

La trama está hilvanada con meticulosidad, al tiempo que el autor hace un alarde de conocimientos de técnicas de investigación y metodologías policiales asombroso. No deja cabos sueltos, tampoco recurre a las casualidades para dar suspense a las escenas o forzar un argumento.
Esto se da a menudo, incluso en obras de reconocidos autores como Preston y Child o Camilla Läckberg. De esta última recuerdo que dejé de leer "La princesa de hielo" por algo parecido: la protagonista, como no puede dormir, decide ir a curiosear a la casa donde ha sido asesinada su amiga un par de días atrás. Sin saber bien por qué lo hace, qué le ha inspirado a ir por allí, coge una linterna y se adentra en plena noche en una solitaria casa ajena, escenario reciente de un asesinato. Por supuesto, encontrará algo esencial en un cajón, de casualidad y casi sin querer, porque no buscaba nada en concreto, simplemente su cuerpo le debió de pedir que registrara el dormitorio de su amiga... Por si fuera poco, mientras está allí, alguien más entrará en la lúgubre casa, otra casualidad. Absurdo y patético.
Este autor, John Verdon, novel con esta primera obra, supera y por mucho a otros ya asentados en el género. Estructura la obra con inteligencia para hacer la investigación del complejo caso totalmente creíble, sin crear suspense fácil e inverosímil cada cuatro páginas. La intriga se mantiene para estallar en un final puro y contundente, como debe ser.

Sí es algo forzado quizá el intento de comunicarse de Gurney con el asesino, lo cual tendrá implicaciones para él, seguramente algo buscado por el autor, que necesitaba un pretexto para meter al protagonista en el ajo, pero no diré más.
Es demasiado extensa la explicación sobre lo que enseñan en la escuela que dirige el antiguo compañero. El rollo filosófico para encontrarse a uno mismo y hallar la felicidad no es trascendente y ahorraría algún bostezo.

En general, una obra policiaca adictiva y de lectura ágil, muy recomendable.


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jueves, 14 de agosto de 2014

SEAL Team Six - Howard E. Wasdin




El género de las autobiografías bélicas es uno de mis favoritos. Suelo escoger la temática de la Segunda Guerra Mundial, dentro la cual he devorado con fervor las memorias de Galland, Speer, Rudel o Guy Sajer (comentada esta última en este blog). También he disfrutado las memorias de un piloto republicano en la Guerra Civil, Juan Lario Sánchez. Me recomendaron esta obra y, aun receloso porque huyo de la guerra moderna, la he encontrado muy interesante, arrebatadora a ratos y hasta emotiva al final.

Howard Wasdin nos cuenta su vida desde el principio: un niño maltratado por su padrastro, crecido en el seno de una familia inculta y sin recursos, siendo forzado a trabajar en el campo desde muy pequeño.
En un campamento juvenil entendió que estaba hecho para el rigor, la disciplina, el autocontrol y el poderío físico que se exigía en el ejército. Como voluntario en un cuerpo de rescate marítimo conoció a dos miembros de los SEAL, un grupo de operaciones especiales de la Marina. Las historias que le relataron, el tipo de misiones que les encomendaban, de rescate a barcos secuestrados o de tipo antiterrorista, lo dejaron impresionado. Él sería uno de ellos.

Una parte importante de la obra la dedica a narrar las duras pruebas de acceso que tuvo que superar, que dejan al lector con la boca abierta. Solo auténticos superhombres llegarán al final. Wasdin admite que nunca las habría pasado de no ser por el complicado entorno familiar en que creció.
Se especializó como francotirador, para lo cual tuvo que someterse a otro riguroso entrenamiento.

Por fin entrará en acción. Primero intervino en la toma de un barco en la primera Guerra del golfo; más adelante el lector vibrará con las misiones que les encomendaron a él y otros tres miembros del Team Six en Somalia, junto a los Delta y a los Rangers del ejército. Entre otras escaramuzas, narra el episodio del Black Hawk derribado recogido en la película.

Es sorprendente la alta profesionalidad, las medidas de seguridad que toman, las precauciones, las tácticas de combate que tan bien describe, las últimas tecnologías. Al lado de los SEALs parece que los del ejército americano sean meros aprendices.

El estilo narrativo es directo, sin florituras, como corresponde a una obra de este tipo. Lo que interesa es el contenido, no hace falta más.
La traducción, sin embargo, deja mucho que desear. El traductor debería repasar el uso de "porque" y "por qué", o tener en cuenta que "encriptado" no es una palabra admitida en castellano, el término correcto es "cifrado".
Pero de esto Wasdin no tiene la culpa. Un título imprescindible para los amantes del género.



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viernes, 8 de agosto de 2014

Edad prohibida - Torcuato Luca de Tena


Solo había leído de este reconocido autor su obra "Los renglones torcidos de Dios". Fue hace muchos años, en el instituto, porque lo mandaron leer y analizar en clase de lengua. Yo no tenía aún afición a la lectura y me parecía un tedio tener que leer en casa pudiendo hacer otras cosas que consideraba más divertidas. Sin embargo, recuerdo que me encantó, y llevaba tiempo queriendo echarle el guante a otra novela de Luca de Tena.

No sé por qué elegí esta en concreto, supongo que me toparía con alguna valoración positiva. Creo que no es de las más conocidas, pero no he quedado decepcionado en absoluto. No es tan profunda como la primera que he mencionado, incluso a priori se podría decir que el argumento es simple; no obstante, según se pasan las páginas el lector se da cuenta de que hay mucho más que correrías de adolescentes.

Narra las desventuras de Anastasio, un chico que llega a San Sebastián con 13 años, durante la Guerra Civil. Su madre ha quedado en Madrid y Anastasio tendrá que alojarse con sus tíos, que se muestran poco acogedores. Es muy introvertido, y se verá obligado a adaptarse a una nueva vida: amigos, colegio, primeros amoríos...
Aparece otro personaje, Enrique, el líder de la pandilla, seguido por todos a ciegas, impulsivo y soñador, despreocupado y violento.
Transcurrirán los años, veremos madurar a esos dos chicos dentro de su círculo cerrado de amigos, cómo se divierten o se empiezan a aproximar a las chicas. Observaremos las virtudes de Anastasio, quien poco a poco consigue vencer la timidez, y cómo Enrique se encamina por malos derroteros.

Resulta muy emotiva, hace revivir las sensaciones y reminiscencias de la adolescencia, los amores imposibles, los desengaños.
Echo de menos, como aficionado a la historia que soy, más datos, situaciones temporales intercaladas en la trama, especialmente en los años del conflicto. Se limita a mencionar que uno de los amigos se alista para ir a luchar, o a la alegría desbordante de la población cuando se enteran de que ha terminado la guerra. Seguro que podría haber plasmado las sensaciones de la gente en San Sebastián durante esos años: las discusiones y preferencias sobre el camino que tomaba la contienda, las noticias que se recibían, los cambios bajo la nueva autoridad...

Se lee con agilidad y el estilo es soberbio. Maneja las palabras, las metáforas y las hipérboles de forma que da el peso justo a cada frase, hace sentir a los chicos por muy superficiales que sean sus tempranas emociones.


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jueves, 24 de julio de 2014

Un escritor en guerra - Antony Beevor, Vasili Grossman


Antony Beevor reaparece con un nuevo título bélico, pero esta vez no narra otro episodio o batalla en concreto de la Segunda Guerra Mundial, como en sus best sellers Stalingrado o Berlín. Ahora nos presenta una recopilación de las notas que tomó un corresponsal que acompañó al Ejercito Rojo: Vasili Grossman, quien se convertiría en afamado novelista. Entrevistó a militares, soldados y generales, así como a la población civil. A punto estuvo de ser capturado bajo el empuje de los alemanes en sus primeros meses en el frente, fue testigo de los combates callejeros en Stalingrado, presenció la liberación de Treblinka o la victoria en Berlín, al tiempo que dejaba constancia de los excesos de los ganadores.
La labor de Beevor es fundamental: sin sus explicaciones los fragmentos de los cuadernos de Grossman resultarían notas inconexas, fuera de contexto y difíciles de comprender. Sitúa cada comentario o entrevista en su momento histórico, y cuando Grossman falta a la verdad o es demasiado imparcial -lo cual es lógico pues escribía dentro de uno de los bandos combatientes- Beevor se encarga de puntualizar. Cuando el corresponsal se refiere al trato salvaje de los alemanes a los civiles en los terrenos ocupados en Ucrania, Beevor señala que las tropas rusas actuaron con crueldad similar al reconquistar Polonia y, sobre todo, una vez alcanzado el Reich alemán. Igualmente, cuando salen a relucir los crímenes cometidos contra los judíos durante la ocupación alemana, Beevor añade datos contrastados sobre el antisemitismo del estalinismo, algo que Grossman todavía ignoraba cuando escribía esos cuadernos.

La primera parte de la obra no resulta especialmente atractiva. Son frases sueltas, anónimas, que recogió Grossman en el frente y que no aportan un guión ni una línea argumental mínima, por mucho que se esfuerce Beevor en encuadrarlos dando datos de fechas, batallas y ciudades.
Ya en Stalingrado los textos recuperados del corresponsal son más extensos y relevadores. Aporta entrevistas a civiles, soldados, francotiradores y al general al mando, brindando una idea completa del infierno que se vivió entre las ruinas de la actual Volgogrado.
Es sobrecogedora la liberación de Treblinka, los testimonios de los supervivientes o los comentarios de los habitantes de los pueblos cercanos. Sin embargo, la batalla por Berlín sabe a poco, queda despachada en pocas páginas. Hace referencia a las violaciones generalizadas cometidas por los soldados del Ejército Rojo, pero pasa de puntillas, no profundiza en el tema como debería, tal vez porque se vio decepcionado por la actuación de sus camaradas, a los que idolatraba constantemente.

En general, aunque sobra casi la primera mitad, es una lectura recomendable. No engancha como unas memorias de guerra, no se perciben sentimientos individuales de un narrador o protagonista a lo largo de una línea temporal continuada, sino trazos de gentes aisladas e independientes en momentos concretos. No obstante aporta una visión amplia y profunda de esos escenarios, a través de declaraciones muy reveladoras, a menudo no de militares sino de civiles, las auténticas víctimas de las guerras.


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lunes, 14 de julio de 2014

El código sináptico - José Luis Peñalver

"Un buen intento"


Admito que cuando leo ciencia-ficción huyo de autores españoles, como si solo fueran capaces de escribir sobre el género los extranjeros, quedando los nuestros restringidos a novelas históricas o románticas... Por si fuera poco, se trata de un autor desconocido. Sin embargo, le di una oportunidad, aun temiendo que volvía cargado a casa con un buen troncho de ficción barata, quizá un mundo apocalíptico o de batallas galácticas, o incluso de la fantasía de gnomos y hechizos que tanto aborrezco.

Puesto en faena, mi primera sorpresa: empieza con un prefacio -quizá excesivamente largo- en que la novela se perfila como un thriller, esbozando un enigmático asesinato.
Segunda sorpresa: transcurre en el mundo contemporáneo, los protagonistas son simples programadores informáticos de una ciudad dormitorio del sur de Madrid. Son descritas con gran naturalidad las ordinarias vidas de estos jóvenes -alguno de los cuales todavía hace "botellón"-, sus rutinas y su forma de abordar el incierto futuro en el plano profesional y sentimental. Apuesto a que el autor, ingeniero informático según reza la solapa, ha plasmado anécdotas o vivencias personales en estos personajes.

La trama se pone interesante muy pronto: un día monótono de oficina su jefe les llama al despacho y les encomienda un nuevo proyecto. Como informáticos expertos en criptografía, van a colaborar con una empresa del sector farmacéutico, dedicada también a la investigación científica. Su labor consistirá en analizar muestras de EEG (electroencefalografías), es decir, los datos obtenidos de pacientes con electrodos pegados a la cabeza. Deberán programar una aplicación que estudie las señales eléctricas neuronales recogidas e intentar hallar coincidencias: a los pacientes se les hace levantar un brazo, o cerrar el puño, y ellos tendrán que averiguar qué patrones comunes siguen esas ondas para esos movimientos concretos.

El objetivo de ese proyecto de I+D será proporcionar prótesis robóticas a personas discapacitadas. La teoría es que, decodificadas las órdenes que parten del cerebro, entendidas esas señales eléctricas, sería posible construir un miembro robótico que ejecutara fielmente esos movimientos.

De casualidad lograrán algo radicalmente opuesto: su programa informático conseguirá recuperar imágenes difusas almacenadas en la memoria humana. Conscientes de lo que tienen entre manos, surgen discrepancias sobre cómo publicarlo para saltar a la fama, sin que se lleve el prestigio la multinacional para la que trabajan.
Entretanto descubrirán en la información neuronal de uno de los pacientes, en los recuerdos de su memoria, algo que les deja a cuadros. Obviamente guarda relación con el supuesto asesinato anunciado al principio, pero no voy a continuar para no destriparlo. Adelanto que a partir de aquí se acelera la trama, pasarán por auténticas penalidades, guiados por la ambición de uno o el afán de protagonismo detectivesco de otro, dando lugar a un sinfín de aventuras y pasajes muy emocionantes.

Como aspecto negativo señalo algún capítulo farragoso en exceso, plagado de detalles técnicos que no todo el mundo entenderá, y escenas intrascendentes demasiado largas que demoran la lectura y penalizan el ritmo, sobre todo en la primera mitad.
Hay que decir, sin embargo, que la idea es muy original, no había escuchado nada hasta ahora sobre la posibilidad de descifrar y entender las comunicaciones que inundan nuestro cerebro. Y está cimentado todo al detalle, científicamente, no deja nada en el aire. Es ficción, pero no suena a fantasía en absoluto, algún día será posible comprender el entramado del sistema nervioso: son señales eléctricas y la información tiene que viajar oculta de alguna manera.

El estilo es correcto pero simple; se nota que el escritor es de ciencias. No me importa: prefiero una novela que enganche, centrada en el argumento y no en la escritura, a otra profunda y con un sinfín de metáforas y exquisitos recursos literarios, pero que haga bostezar y mirar constantemente cuánto queda.

En fin, un grata sorpresa, una curiosa mezcla de géneros: ciencia-ficción, suspense, intriga, novela negra e incluso romance, con una excelente descripción psicológica de los personajes.

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viernes, 20 de junio de 2014

La hija del Nilo - Javier Negrete


Hace poco criticaba que las novelas históricas, en especial las de la Antigua Roma y en general las del mundo clásico, suelen centrarse tanto en los hechos históricos que resultan superficiales, no hacen al lector identificarse con un protagonista y compartir sus sentimientos, como puede y debe ocurrir en una novela de otro género. O, cuando el escritor sí busca que los protagonistas contagien sus emociones, resulta llamativo, y decepcionante, que se trate casi siempre de los propios grandes personajes de la Historia Antigua en torno a los que gira la novela: Alejandro Magno, Aníbal, Escipión...

Es a este segundo tipo de obras al que pertenece La hija del Nilo. Se agradece que el escritor comparta las sensaciones, miedos y ambiciones de Cleopatra y César, y ciertamente logra la inmersión en sus personajes, pero sigo echando de menos una obra que se olvide de los prohombres y describa el día a día de un esclavo, una doncella o un patricio de un linaje ordinario.

Entrando en lo que es la novela, comienza relatando la vida de Cleopatra desde su juventud. Resulta muy interesante la descripción de las costumbres del antiguo Egipto, en especial la dependencia de las crecidas del Nilo para la siguiente cosecha y los rituales para complacer a los dioses en este sentido. Asimismo te hace conocer la dinastía de los Ptolomeos que ostentaba el poder, de origen griego, sus intrigas familiares y la relación de Egipto con el poderoso vecino romano.

En paralelo seguirá con el que será el otro protagonista: César. En este caso se centra en su largo conflicto con Pompeyo. Las batallas y escaramuzas guardan mayor fidelidad histórica que la vida temprana de Cleopatra, sin apenas fuentes, pero resultan más insulsas, en especial cuando cae en el error común de convertir en héroes a algunos guerreros, concediéndoles poderes casi sobrehumanos, resultando los combates poco creíbles y predecibles.

Los protagonistas terminarán encontrándose en Alejandría, cuya descripción resulta creativa e interesante, la maravilla del Gran Faro incluida.
En general la novela se hace amena, la lectura es fácil y el estilo es correcto, con un vocabulario rico y preciso. Encuentro muy positiva la nota del final en la que el autor explica qué hechos son ficticios o hipótesis suyas y cuáles son fieles a la historia, y en base a qué obras. Un detalle que sería de agradecer tuvieran en cuenta otros autores del género histórico.

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domingo, 13 de abril de 2014

El águila del Imperio - Simon Scarrow


Últimamente he intentado leer varias novelas "de romanos", y tengo que reconocer que la mayorías las he dejado a medias. Me interesan las que describen fielmente hechos históricos, pero que a su vez te hacen meterte en la piel de los personajes, transmitiéndote sus sentimientos e inquietudes, como tan bien hace el maestro Follet con sus novelas de tiempos más modernos. Aún no he encontrado ninguna obra que te haga sentirte un esclavo, un legionario o un patricio con la grandeza que consigue el mencionado Ken Follet en sus mineros explotados galeses o en los nobles terratenientes que en tantas obras recoge. En las de romanos que he catado, unas se centran tanto en la historia que resultan aburridas, pareciendo puras biografías; otras son más de acción y aventuras, dando importancia a las batallas y dejando olvidados a los personajes, que resultan insulsos, a menudo soldados sobrehumanos mitificados como héroes.

Esta novela no es una excepción, no me ha convencido, pero al menos ha logrado engancharme y he conseguido terminarla.

Cato, un esclavo culto que sirvió al emperador, llega a parar a la II legión Augusta, que más tarde participará en la conquista de Britania. Allí no cae bien entre los rudos y zafios legionarios, sobre todo cuando por sus influencias es ascendido inmediatamente de rango, pasando a ser optio. El centurión al mando, Macro, es otro protagonista. Tratará al recién llegado con desprecio y resentimiento por el injusto nombramiento, pues a su cargo tiene hombres con más experiencia y que reúnen más méritos. Sin embargo, en una acción heroica de Cato, luchando contra unos germanos, se ganará su confianza.

La trama es amena, en el contexto de los preparativos de la invasión se urde una intriga que alcanza a altos políticos de Roma y que involucrará al propio Cato. Querrán recuperar un cofre que quedó abandonado en la isla por una legión décadas atrás y cuyo contenido parece tener una gran importancia.

Como novela de aventuras está bien, y el contexto histórico es correcto. Se describe la vida entre los soldados con detalle: los campamentos, las marchas, las formaciones. No obstante, encuentro a los protagonistas superficiales, incluso aunque se agregue un romance de Cato con una esclava. Las batallas tienen resultados predecibles y a menudo las actuaciones de Cato resultan fantasiosas y poco creíbles. Definitivamente no seguiré con las siguientes obras de la saga.

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martes, 8 de abril de 2014

Criadas y señoras - Kathryn Stockett


Esta novela narra la vida en un barrio del sur de Estados Unidos en los años 60. Cuando empecé a leerla, simplemente porque me la recomendaron y sin saber de qué iba, pensé que iba a ser una "pastelada" a la americana, alguna historia de amor entre blancos ricos y negros pobres que acaba siendo descubierta y se monta el barullo.
Pero estaba confundido, la obra narra de forma amena el día a día de un par de criadas de color, que cuentan con sus propias palabras la discriminación que sufren trabajando para las amas de casa blancas, algo que hasta ellas ven como normal. Valga de ejemplo que se llegaban a instalar váteres separados en el jardín para que el servicio no usara los de la casa, aduciendo que los negros transmitían enfermedades.

La otra protagonista y voz narrativa es una "señorita" blanca distinta a las demás, lo cual le granjeará enemistades entre los suyos, algo ciertamente previsible. Intentará escribir un libro contando las perrerías que padecen las sirvientas de color en los hogares de los blancos o en la comunidad. Tendrá que ganarse su amistad y convencerlas para que hablen, que venzan el miedo a las represalias y que el mundo sepa por lo que pasan.
La autora se ve reflejada claramente en ella, sobre todo en lo respectivo a la edición de la obra.

Enmarcada en el contexto de las reivindicaciones de Luther King, es interesante porque se aprende hasta dónde llegaba el racismo (y no hace tantos años) en Estados Unidos (al menos en el sur), algo que conocía muy vagamente y nunca habría imaginado del supuesto país garante de las libertades.

Como aspecto negativo hay algunos personajes y escenas previsibles, y no pasará a la historia por sus cualidades literarias; pero gana lo positivo: brinda nuevos conocimientos de historia, haciendo reflexionar sobre la segregación y lo que supuso; se lee rápido y con facilidad porque engancha y es divertida.

Calificación:

viernes, 4 de abril de 2014

Palmeras en la nieve - Luz Gabas



Sinceramente leí esta novela porque se puso de moda y a mi madre y hermana les gustó, de otro modo creo que nunca me habría tentado la curiosidad.
De ella me quedo con lo que se aprende: el pasado colonial español en Guinea, que desconocía; los movimientos migratorios de españoles hacia allí para trabajar en las plantaciones de cacao en los años 50; la descripción de la vida de estos colonos y la relación con los nativos, así como la descolonización y las tensiones de los últimos momentos, con consecuencias fatales para una de las etnias de aquellas tierras.

La autora escribe muy bien. Entrelaza las indagaciones familiares de una joven del presente con el pasado de sus ancestros en la isla de Fernando Poo: cómo llegaron a la isla, se adaptaron al trabajo como capataces, trataron de una u otra forma a la mano de obra local... A veces se detiene demasiado en rituales de los nativos: danzas, celebraciones... que a mí en concreto me resultaron aburridas.

La obra desemboca casi en una novela rosa según la protagonista va descubriendo las realidades de su familia, los amoríos que su padre y tío pretendían haber dejado enterrados al regresar a la Península, y que tendrán consecuencias en el presente.

No es mi género favorito, pero adquirir conocimientos de nuestra historia siempre es bienvenido. La trama simplemente entretiene.

Calificación:

miércoles, 2 de abril de 2014

El soldado olvidado - Guy Sajer

He leído muchos libros de guerra y en especial biografías, pero ninguno me ha calado tanto como este.

Fue publicado en 1967, es el relato autobiográfico de Guy Sajer, de padre francés y madre alemana, que combatió junto al bando alemán en el frente ruso, en la Segunda Guerra Mundial.

Puede que lo que marca la diferencia sea el punto de vista diferente, pues la mayoría de libros de este tipo que se han editado fueron escritos por soldados, pilotos o marinos de los aliados. Sajer no es ningún nazi, es un simple muchacho que narra sus desventuras con gran realismo, y según se tuerce la situación en el frente el dramatismo y las calamidades que pasaron dejan al lector con la sangre helada: los partisanos, el frío insoportable, la inanición, las enfermedades... Incluso cuenta una historia de amor durante un permiso que disfrutó en Berlín, cuando todavía no había sido destruido.

En obras similares pero escritas por altos mandos militares se presta más atención a la evolución del frente, las conquistas, repliegues, retiradas... En cambio, Sajer apenas pasó de rango, siempre fue carne de cañón, y lo que escribe es llanamente su lucha por la supervivencia.
Intenso de principio a fin, si te va el género bélico, es un título imprescindible.
Calificación:

lunes, 31 de marzo de 2014

La sombra del viento - Carlos Ruiz Zafón

Esta novela es ya antigua, de 2002, y sinceramente no la conocía a pesar del buen puñado de premios que atesora. La encontré de casualidad en un buscador, filtrando y ordenando por las puntuaciones de los lectores, y me decidí a leerla sin apenas informarme.

No quedé decepcionado, aunque no es un género que me entusiasme (soy más de novela histórica, biografías, aventuras, ciencia-ficción y bélico). Aunque transcurre en la primera mitad del siglo XX, en Barcelona, y se detiene especialmente en la Guerra Civil, no se la puede considerar novela histórica porque no brinda datos como tales, simplemente da pinceladas del contexto. En otras palabras, podría reescribirse en otra ciudad y en otra época y el impacto no haría temblar los cimientos del texto.

Básicamente la trama es de misterio, un chaval descubre un libro que dará lugar a un sinfín de aventuras, incluidas historias de amor ciertamente dramáticas. Engancha desde el principio, no aburre en ningún momento, aunque el escritor efectúa cambios de narrador y saltos en la línea del tiempo que pueden despistar al lector.

El punto fuerte, para mí, es el estilo: elige con maestría las palabras, utiliza metáforas y otros recursos literarios para describir los sentimientos y las sensaciones haciéndolos más profundos y reales, provocando que el lector se contagie de las experiencias de los protagonistas. Como contrapartida a veces no es fácil de leer, pero merece la pena.
Como aspecto negativo, considero que cae en algunos tópicos gastados, como el policía corrupto dado a la brutalidad en la posguerra, para forjar el villano de la historia.

En definitiva, si te va la intriga y el drama, es recomendable. Si buscas una historia de amor lineal y previsible con final feliz (ojo, que no digo que acabe mal), no tanto. Sobre todo hay que evitar leerla rápido, la prosa requiere en ocasiones paciencia, merece tomarse su tiempo.


Calificación:

Entrada destacada

Top 10 2016 provisional

A continuación enumero los títulos con los que más he disfrutado durante este año, aunque no he tenido tiempo de escribir reseñas de tod...