Este siempre será un espacio independiente. Encontraréis críticas de cualquier obra de narrativa, no solo novedades, como hacen muchos otros blogs, apadrinados por las grandes editoriales o que reciben libros de regalo a cambio de halagar sus lanzamientos.
Recorro los foros en busca de títulos que me llamen la atención, aunque sean ya auténticos clásicos o viejas obras caídas en el pozo del olvido. No descarto autores noveles.
Agradezco los comentarios.
martes, 22 de septiembre de 2015
Milagro en los Andes - Nando Parrado
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viernes, 4 de septiembre de 2015
La gran evasión - Tim Carroll
La versión en
castellano de esta obra de Tim Carroll ha escogido el mismo título que las viejas memorias de Paul Brickhill, las cuales dieron origen a la conocida película. Brickhill
fue uno de los implicados en la epopeya, aunque no participó en la escapada
final debido a su claustrofobia.
60 años después Carrol
efectúa un trabajo extraordinario recopilando y analizando las memorias de
Brickhill y otras similares, cotejándolas con datos históricos para presentar una
visión amplia de lo acontecido, en riguroso orden cronológico y siempre fiel a
la realidad. Señala las invenciones introducidas en la adaptación hollywoodiense
o desmiente conceptos, como la caricaturización del comandante alemán del
campo, que en la realidad fue caballeroso e inteligente, al contrario de cómo
se presenta en la película.
Da comienzo con los
orígenes de cada protagonista, detallando la etapa previa a la guerra, cómo
fueron hechos prisioneros y terminaron en el campo Stalag Luft III en que
tendrán lugar los hechos.
Describe los
primeros intentos de fuga, numerosos y variopintos, y la relación amistosa con
los alemanes, al menos en esos inicios. Al fin y al cabo, eran oficiales de la
RAF, en un campo a cargo de la Luftwaffe, y la camaradería entre miembros de
las fuerzas aéreas era patente, siempre fieles a un código de caballerosidad.
Uno de los aspectos
sombríos es que hay demasiados protagonistas, y tanta biografía personal previa
a lo realmente interesante -la construcción del túnel y la evasión-, hace que
el lector se canse y se pierda, no distinguiendo quién es quién cuando llega el
momento de la acción.
Un buen trabajo,
directo, preciso y detallado, pero que adolece de cierta falta de cercanía, resulta
poco emotiva, exceptuando quizá el pasaje de los fusilamientos. Tampoco da
lugar a la intriga, no permite que el lector sepa quién consiguió evadirse o
no, anticipa demasiadas pistas para anunciar el fracaso o el éxito, lo cual
resta emoción al desenlace.
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martes, 28 de octubre de 2014
Yo volé para el Führer - Heinz Knoke
El piloto alemán Heinz Knoke (1921-1993) relata de forma autobiográfica sus actuaciones durante la Segunda Guerra Mundial. Es una obra corta, casi da la impresión de tratarse de un diario de operaciones, y será de interés únicamente a los aficionados al género bélico, concretamente a los que aprecien las batallas aéreas en esta guerra.
Fue escrita en los años 50 y llama la atención que no oculte su apego al régimen nazi en su juventud, incluso justifica las anexiones e invasiones que desembocaron en el conflicto bajo pretextos de escasa o nula rigurosidad histórica. Tal vez fuera un veinteañero más al que la propaganda le había lavado el cerebro, pero, más de diez años después, no lo aclara.
El lector ha de intentar soslayar las consideraciones políticas para quedarse con las acciones de combate. En este sentido la fuente es de indudable valor, pues Knoke aglutinó años de experiencia a los mandos de su Me-109, sobreviviendo a heridas y derribos y viendo recrudecerse el panorama en el aire misión tras misión. Detalla las tácticas que utilizaban para enfrentarse a las cada vez más numerosas formaciones de bombarderos enemigos y otorga cuantiosos detalles técnicos de los diferentes modelos de aviones.
Menciona lo que parecen habituales borracheras y juergas nocturnas, comprometiendo su rendimiento en las misiones del día siguiente. Es llamativo el contraste entre cómo transcurrió la guerra para los pilotos de la Luftwaffe por un lado, y los soldados en el frente por otro. Todo aquel que haya leído "El soldado olvidado" y haya sido testigo de las penurias y enfermedades que sufrieron sabrá a qué me refiero. No se puede negar que los pilotos se jugaban igualmente la vida en cada misión, pero queda claro que eran considerados como una élite, que se regían por un código de honor propio. Esto queda reflejado en la caballerosidad con que se tratan el autor y un adversario que ha sido igualmente derribado.
Vio caer a sus compañeros uno tras otro, y en los compases finales vemos a un Knoke muy tocado, al que poco le importa ya ser un "as". Se ve rodeado de jóvenes pilotos novatos y sin una adecuada instrucción en vuelo de combate, condenados a una muerte segura bajo la aplastante superioridad numérica de los cazas aliados. Es aquí cuando se ve al autor más sentimental, ya no ansía despegar para incrementar su cuenta de derribos como en los primeros años, cuando maldecía las misiones de escolta sobre el Mar del Norte en las que no acaecía ningún encuentro con el enemigo. Ahora solo piensa en que cualquier día él será el siguiente.
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Yo volé para el Fúhrer
martes, 30 de septiembre de 2014
No abras los ojos - John Verdon
La primera obra de Verdon me encantó, con lo que decidí
encomendarme a la siguiente de sus novelas, un nuevo caso de asesinato, otro
reto para el distinguido policía retirado de Nueva York, Dave Gourney.
Ambas obras guardan muchos parecidos. Comparten protagonistas:
Dave, su esposa y sus excompañeros del Departamento de Investigación Criminal. Reaparecen
las discusiones en el seno del matrimonio Gourney por el mismo motivo: la
decisión de Dave de aceptar un nuevo caso de asesinato. Esta vez es contratado como
detective privado, o eso quiere dar a entender el autor en principio, cuando en
realidad acabará trabajando codo con codo con la misma unidad especial de la
policía, supervisada por el también conocido fiscal del distrito.
Quizá por el deseo de Verdon de no hacer que No abras las
ojos dé la impresión de ser más de lo mismo, o tal vez por el afán de
superarse, construye una trama muy enrevesada, que va ganando complejidad según
se pasan las páginas y, lo que es peor, dejando hechos sin explicar por el
camino.
El estilo se mantiene ágil, pero la novela no resulta tan adictiva
como Sé lo que estás pensando. El lector ya no lo tiene fácil a la hora
de especular quién es el asesino, ya no posee una visión amplia del caso, no
controla todos los detalles. En su ópera prima el asesino era un psicótico que
actuaba en solitario; la investigación era meticulosa y sujeta al rigor policial, pero siempre
fácil de seguir para el lector, cada avance o descubrimiento resultaba
comprensible, nacía como consecuencia de las elucubraciones de la genial mente de Dave
Gourney en función de los datos que iba atesorando. Ahora, en cambio, resulta
arduo seguir la trama y los descubrimientos de Gourney parecen salidos de la nada.
Solo diré que hay más de un “malo”, es todo demasiado rebuscado y artificial, lo
cual se traduce en una pérdida de interés para el lector, que deja de
implicarse según pasa las páginas.
miércoles, 27 de agosto de 2014
Sé lo que estás pensando - John Verdon
David Gurney es un investigador de la policía retirado, con
un gran historial a sus espaldas resolviendo casos de asesinatos en serie. Cierto día un
excompañero de la universidad, a quien no veía desde entonces, se pone en
contacto con él para pedirle ayuda: está recibiendo misteriosas cartas, en tono
cada vez más amenazador, en las que alguien asegura saber todo sobre él y su pasado, hasta el punto de ser capaz de acertar un número que piense.
Gurney le recomienda que acuda a la policía, pero se niega, teme que
no se lo tomen en serio o que se entrometan en su
negocio, que molesten a sus huéspedes (regenta un instituto donde gente adinerada busca la felicidad y la paz espiritual escuchando sus sermones). No lo ve claro, cree que oculta algo, pero le pica la curiosidad y, a pesar de las
reticencias de su mujer, decide ayudarle. Por motivos que no revelaré Gurney se verá de nuevo trabajando codo con codo con los profesionales, los inspectores e investigadores de los diferentes estamentos de la policía.
La trama está hilvanada con meticulosidad, al tiempo que el autor hace un
alarde de conocimientos de técnicas de investigación y metodologías policiales
asombroso. No deja cabos sueltos, tampoco recurre a las casualidades para dar
suspense a las escenas o forzar un argumento.
Esto se da a menudo, incluso en obras de reconocidos autores como Preston y Child o Camilla Läckberg. De esta última recuerdo que dejé de leer "La princesa de hielo" por algo parecido: la protagonista, como no puede dormir, decide ir a curiosear a la casa donde ha sido asesinada su amiga un par de días atrás. Sin saber bien por qué lo hace, qué le ha inspirado a ir por allí, coge una linterna y se adentra en plena noche en una solitaria casa ajena, escenario reciente de un asesinato. Por supuesto, encontrará algo esencial en un cajón, de casualidad y casi sin querer, porque no buscaba nada en concreto, simplemente su cuerpo le debió de pedir que registrara el dormitorio de su amiga... Por si fuera poco, mientras está allí, alguien más entrará en la lúgubre casa, otra casualidad. Absurdo y patético.
Esto se da a menudo, incluso en obras de reconocidos autores como Preston y Child o Camilla Läckberg. De esta última recuerdo que dejé de leer "La princesa de hielo" por algo parecido: la protagonista, como no puede dormir, decide ir a curiosear a la casa donde ha sido asesinada su amiga un par de días atrás. Sin saber bien por qué lo hace, qué le ha inspirado a ir por allí, coge una linterna y se adentra en plena noche en una solitaria casa ajena, escenario reciente de un asesinato. Por supuesto, encontrará algo esencial en un cajón, de casualidad y casi sin querer, porque no buscaba nada en concreto, simplemente su cuerpo le debió de pedir que registrara el dormitorio de su amiga... Por si fuera poco, mientras está allí, alguien más entrará en la lúgubre casa, otra casualidad. Absurdo y patético.
Este autor, John Verdon, novel
con esta primera obra, supera y por mucho a otros ya asentados en el género. Estructura la obra con inteligencia para hacer la investigación del complejo caso totalmente creíble, sin crear
suspense fácil e inverosímil cada cuatro páginas. La intriga se mantiene para estallar en un final puro y contundente,
como debe ser.
Sí es algo forzado quizá el intento de comunicarse de Gurney con el asesino, lo cual tendrá implicaciones para él, seguramente algo buscado por el autor, que necesitaba un pretexto para meter al protagonista en el ajo, pero no diré más.
Es demasiado extensa la explicación sobre lo que enseñan en la escuela que dirige el antiguo compañero. El rollo filosófico para encontrarse a uno mismo y hallar la felicidad no es trascendente y ahorraría algún bostezo.
En general, una obra policiaca adictiva y de lectura ágil, muy recomendable.
jueves, 14 de agosto de 2014
SEAL Team Six - Howard E. Wasdin
El género de las autobiografías bélicas es uno de mis favoritos. Suelo escoger la temática de la Segunda Guerra Mundial, dentro la cual he devorado con fervor las memorias de Galland, Speer, Rudel o Guy Sajer (comentada esta última en este blog). También he disfrutado las memorias de un piloto republicano en la Guerra Civil, Juan Lario Sánchez. Me recomendaron esta obra y, aun receloso porque huyo de la guerra moderna, la he encontrado muy interesante, arrebatadora a ratos y hasta emotiva al final.
Howard Wasdin nos cuenta su vida desde el principio: un niño maltratado por su padrastro, crecido en el seno de una familia inculta y sin recursos, siendo forzado a trabajar en el campo desde muy pequeño.
En un campamento juvenil entendió que estaba hecho para el rigor, la disciplina, el autocontrol y el poderío físico que se exigía en el ejército. Como voluntario en un cuerpo de rescate marítimo conoció a dos miembros de los SEAL, un grupo de operaciones especiales de la Marina. Las historias que le relataron, el tipo de misiones que les encomendaban, de rescate a barcos secuestrados o de tipo antiterrorista, lo dejaron impresionado. Él sería uno de ellos.
Una parte importante de la obra la dedica a narrar las duras pruebas de acceso que tuvo que superar, que dejan al lector con la boca abierta. Solo auténticos superhombres llegarán al final. Wasdin admite que nunca las habría pasado de no ser por el complicado entorno familiar en que creció.
Se especializó como francotirador, para lo cual tuvo que someterse a otro riguroso entrenamiento.
Por fin entrará en acción. Primero intervino en la toma de un barco en la primera Guerra del golfo; más adelante el lector vibrará con las misiones que les encomendaron a él y otros tres miembros del Team Six en Somalia, junto a los Delta y a los Rangers del ejército. Entre otras escaramuzas, narra el episodio del Black Hawk derribado recogido en la película.
Es sorprendente la alta profesionalidad, las medidas de seguridad que toman, las precauciones, las tácticas de combate que tan bien describe, las últimas tecnologías. Al lado de los SEALs parece que los del ejército americano sean meros aprendices.
El estilo narrativo es directo, sin florituras, como corresponde a una obra de este tipo. Lo que interesa es el contenido, no hace falta más.
La traducción, sin embargo, deja mucho que desear. El traductor debería repasar el uso de "porque" y "por qué", o tener en cuenta que "encriptado" no es una palabra admitida en castellano, el término correcto es "cifrado".
Pero de esto Wasdin no tiene la culpa. Un título imprescindible para los amantes del género.
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viernes, 8 de agosto de 2014
Edad prohibida - Torcuato Luca de Tena
Solo había leído de este reconocido autor su obra "Los renglones torcidos de Dios". Fue hace muchos años, en el instituto, porque lo mandaron leer y analizar en clase de lengua. Yo no tenía aún afición a la lectura y me parecía un tedio tener que leer en casa pudiendo hacer otras cosas que consideraba más divertidas. Sin embargo, recuerdo que me encantó, y llevaba tiempo queriendo echarle el guante a otra novela de Luca de Tena.
No sé por qué elegí esta en concreto, supongo que me toparía con alguna valoración positiva. Creo que no es de las más conocidas, pero no he quedado decepcionado en absoluto. No es tan profunda como la primera que he mencionado, incluso a priori se podría decir que el argumento es simple; no obstante, según se pasan las páginas el lector se da cuenta de que hay mucho más que correrías de adolescentes.
Narra las desventuras de Anastasio, un chico que llega a San Sebastián con 13 años, durante la Guerra Civil. Su madre ha quedado en Madrid y Anastasio tendrá que alojarse con sus tíos, que se muestran poco acogedores. Es muy introvertido, y se verá obligado a adaptarse a una nueva vida: amigos, colegio, primeros amoríos...
Aparece otro personaje, Enrique, el líder de la pandilla, seguido por todos a ciegas, impulsivo y soñador, despreocupado y violento.
Transcurrirán los años, veremos madurar a esos dos chicos dentro de su círculo cerrado de amigos, cómo se divierten o se empiezan a aproximar a las chicas. Observaremos las virtudes de Anastasio, quien poco a poco consigue vencer la timidez, y cómo Enrique se encamina por malos derroteros.
Resulta muy emotiva, hace revivir las sensaciones y reminiscencias de la adolescencia, los amores imposibles, los desengaños.
Echo de menos, como aficionado a la historia que soy, más datos, situaciones temporales intercaladas en la trama, especialmente en los años del conflicto. Se limita a mencionar que uno de los amigos se alista para ir a luchar, o a la alegría desbordante de la población cuando se enteran de que ha terminado la guerra. Seguro que podría haber plasmado las sensaciones de la gente en San Sebastián durante esos años: las discusiones y preferencias sobre el camino que tomaba la contienda, las noticias que se recibían, los cambios bajo la nueva autoridad...
Se lee con agilidad y el estilo es soberbio. Maneja las palabras, las metáforas y las hipérboles de forma que da el peso justo a cada frase, hace sentir a los chicos por muy superficiales que sean sus tempranas emociones.
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